Antigüedad
En la antigüedad, se creía que la persona sorda no era
educable, y como tal, no poseía las capacidades necesarias para aprender. Toda
aquella persona que se saliera del ideal de perfección que en aquella época
existía, era considerada “idiota”. Asimismo, existía la creencia de que las
personas “sordomudas” (como antiguamente se llamaba a todas las personas con
discapacidad auditiva) no tenían espíritu.
Además, en la época de los antiguos griegos y romanos la
oratoria estaba muy valorada. Por ello, las personas “sordomudas” no tenían
ningún derecho. Entre otras cosas, no podían comprar, vender, heredar, ni
casarse, puesto que al ser considerado que eran personas que no tenían habla,
la única manera de contraer matrimonio era mediante el consentimiento oral de
las partes, y la única manera de valerse en la vida era mediante el don de la
palabra oral.
Edad media
La Iglesia empieza a tomar un papel muy activo en la vida
social y se empieza a propagar la idea de que las personas con discapacidad han
sido castigadas por Dios y no tienen espíritu, se les empieza a relacionar con
el Diablo. Muchas de ellas, son quemadas en las hogueras por la Inquisición y
muchas otras son enviadas a asilos o manicomios.
En el S. XIII, Alfonso X El Sabio, incluye ciertos aspectos
en la legislación referente a las personas “sordomudas”. Hace una distinción
entre los “sordomudos” de nacimiento o los que han adquirido la discapacidad
por una enfermedad. Además, en ciertas situaciones de la vida, como en el
matrimonio, permite la comunicación mediante “señas” para validarlo.
Edad moderna
En el S. XVI, Pedro Ponce de León era un monje benedictino
del Monasterio de Oca (Burgos) a quien se le encomendó la tarea de educar a dos
niños sordos de una familia noble (esta familia tenía varios casos de hijos/as
con sordera congénita).
La familia quería educarlos, porque de otra forma, no iban a
poder heredar, ya que no sabían ni leer ni escribir.
Fray Ponce de León estableció el primer método de enseñanza
para personas sordas que se basaba en enseñarles primero el alfabeto escrito y,
posteriormente, un alfabeto manual (dactilología). Por lo tanto, combinó
elementos orales, gestos, signos y escritura.
En el S. XVII Juan Pablo Bonet siguió con la obra de Fray
Ponce de León. Bonet escribió la primera obra considerada como el primer
tratado moderno de fonética y logopedia titulada "Reducción de las letras" y "Arte
de enseñar a hablar a los mudos".
Además, siguió los pasos de Ponce de León en la educación de
sordos y mudos basándose en un método de enseñanza que combinaba las señas y el
alfabeto manual o dactilología.
En el Siglo XVIII, el Abad de L’epée se interesó por la
lengua de signos francesa (LSF) la que hablaba la comunidad sorda de París.
Consideraba que era un sistema de señas naturales válido para la comunicación,
pero no lo consideraba una lengua.
El Abad L’epée fundó en París la primera escuela pública
para sordos y escribió su primera obra titulada Institution des sourds-muets
par la voie des signes méthodiques (la instrucción de los sordomudos a través
de señas metódicas).
El Abad consideraba que la LSF era insuficiente para
comunicar aspectos abstractos de la comunicación, por lo tanto, a la LSF que
hablaba el alumnado añadió unas señas metódicas de su invención y también
utilizó el alfabeto manual de Ponce de León y Bonet para la educación de las
personas sordas.
Podemos afirmar que en el Siglo XVIII e impulsado por el
Abad L’epée, en Francia se dan los primeros intentos de incluir la lengua de
signos en el proceso de enseñanza-aprendizaje dentro del marco de la educación
formal.
Además, el Abad estaba muy preocupado por el hecho de que
las personas sordas no se entendieran o no lograran comunicarse con las
personas oyentes. Por ello, incidió mucho en el aprendizaje de la lectura
labial y del habla.
En España no se instaura ninguna institución para la
educación de las personas sordas, puesto que no existe la creencia de que los
sordos sean personas educables.
Ésto cambia en el siglo XIX en España al instaurarse en Madrid el "Real Colegio de Sordomudos" por Carlos IV (del que se desarrollará más en el artículo 18).
En este mismo siglo, en EEUU Thomas Hopkins Gallaudet, que tenía
de vecina a una niña sorda, se interesó por la educación de las personas
sordas. Se enteró de que en Inglaterra y Francia había una práctica exitosa al
respecto y decidió viajar a Inglaterra a un congreso sobre la educación de las
personas sordas. Fue allí donde conoció al Abad Sicard (director de la Escuela
Pública para Sordos de París) y dos ex-alumnos sordos Laurent Clerc y Jean
Massieu.
Éstos le invitaron a viajar a Francia para ver el método de
enseñanza de la escuela.
Cuando regresó a EEUU, Clerc acompañó a Gallaudet para poner
en marcha un proyecto para levantar una escuela para sordos en EEUU.
Consiguieron recaudar fondos públicos y privados, y levantar en Hartford la
primera escuela para sordos de EEUU, donde el método de enseñanza se basaba en
las señas y la dactilología, sin olvidar el aprendizaje de la lectura labial y
el habla.
Siglo XX
A partir de 1960 se empieza a recuperar la Lengua de Signos
por tres razones:
- Estudios que reconocen que la lengua de Signos tiene el valor lingüístico y expresivo a cualquier nivel de abstracción.
- El aprendizaje temprano de la lengua de Signos favorece la comprensión y el desarrollo cognitivo.
- El oralismo, como único medio de aprendizaje, no estaba dando los resultados esperados.
- Estudios que reconocen que la lengua de Signos tiene el valor lingüístico y expresivo a cualquier nivel de abstracción.
- El aprendizaje temprano de la lengua de Signos favorece la comprensión y el desarrollo cognitivo.
- El oralismo, como único medio de aprendizaje, no estaba dando los resultados esperados.
Actualidad
Las personas con discapacidad han estado segregadas hasta no
hace tanto tiempo en la educación. Concretamente, en Bizkaia existía el Colegio
de Sordos de Lujua, donde la educación era exclusivamente oralista.
El método oralista ha significado un fracaso para la
educación de las personas sordas, ya que hacía más hincapié en la enseñanza
oral que en otros aprendizajes.
Actualmente, la educación se basa en la inclusión de las
personas con discapacidad en escuelas ordinarias. Si bien es verdad que no se
ha logrado que la lengua de signos esté presente en las aulas, el alumnado
sordo dispone de otros recursos como logopedas y apoyo educativo desde los
niveles de enseñanza más básicos, e intérpretes de lengua de signos a partir
del bachillerato.
Fuentes:
Me ha gustado mucho el uso no sexista que has utilizado en este artículo y te felicito por ello.
ResponderEliminarTengo que puntualizar que en España si se constituyó un colegio, el Real Colegio de Sordomudos que abre sus puertas el año 1805, que después de muchos cambios de nombres y visicitudes hoy en día es el CEIP El Sol, en Madrid.
Con respecto a la información antes mencionada, se ve reflejada en un artículo del propio blog, en concreto en el número 18: http://elsonidodelsilencio2014.blogspot.com.es/2015/04/18-centros-educativos-para-personas.html
ResponderEliminarMe parece que no ha habido una buena coordinación en el trabajo.