Un diagnóstico precoz
de la sordera es de vital importancia de cara a establecer una pronta
intervención en el paciente, que facilite así su integración educativa y
social. Con esto, la sordera debe ser diagnosticada tanto cualitativa como
cuantitativamente, es decir, siguiendo metodologías de diagnóstico que
incluyan una respuesta del paciente
tanto voluntaria como involuntaria, lo que nos permite diferenciar dos formas
de medir la capacidad auditiva, cara a establecer si determinado paciente posee
algún grado de sordera, podemos hablar, de entrada, de dos tipos de pruebas
audiométricas: subjetivas y objetivas.
Se denominan como
subjetivas, aquellas pruebas que requieren de una respuesta consciente del
sujeto. Por contra, las pruebas objetivas no necesitan una respuesta del
paciente lo cual, puede ofrecer una información más fidedigna, no sujeta a lo
que el paciente esté dispuesto a comunicar o a la interpretación subjetiva del
médico. Por añadidura, estas pruebas objetivas son las únicas posibles que se
pueden realizar a bebés recién nacidos.
A los bebés de 0 a 3 meses, durante el sueño
profundo de estos, es cuando mejor se puede comprobar su nivel de audición.
Esto suele ocurrir 45 minutos antes de la toma de alimentos, si colocamos el
dedo índice sobre uno de los párpados del bebé y el niño ni se inmuta, quiere
decir que podemos realizar la prueba audiométrica con garantías, a partir de
ahí, existen dos principales métodos de control de la capacidad auditiva en
recién nacidos:
1.
Otoemisiones acústicas evocadas
Se introduce en el
oído del bebé un tapón, pequeño y flexible, a través del cual se envían una
serie de sonidos directamente al interior del oído. Un micrófono en el interior
del tapón recoge las respuestas del oído normal a los sonidos (otoemisiones
acústicas). Si el bebé tiene pérdida de la audición su oído no registrará
emisión alguna.
2.
Audiometría por potenciales evocados del tronco encefálico
Gracias a unos
adhesivos, se colocan una serie de electrodos sobre el cuero cabelludo del
bebé. También con el recién nacido en sueño profundo, se colocan pequeños
audífonos en sus oídos para, posteriormente, emitir una serie de sonidos de
cliqueo. Lo que se persigue con esta prueba, es la medición de la capacidad
cerebral en respuesta a estos sonidos.
Según vamos avanzando
en edad, aparecen otro tipo de pruebas
audiométricas de tipo subjetivo a las que se pueden someter a todo tipo
de niños, de los cuales, se puede esperar ya una respuesta más o menos
consciente a un estímulo en concreto:
-Audiometría del comportamiento.
-Audiometría del juego.
-Por refuerzo visual.
-Audiometría del tono puro.
-Timpanometría.
Las audiometrías se
sirven principalmente, aunque no de forma exclusiva, del audímetro, un aparato
de precisión que estimula el oído interno en una gama de frecuencias que oscila
entre los 125Hz a los 8000 Hz y de intensidades que oscilan entre menos de 10
dB y 120 dB. Este tipo de pruebas permiten diagnosticar si la lesión se sitúa
en el oído interno o en el medio, es decir, si nos encontramos ante un tipo de
hipoacusia de transmisión o de conducción.
Audiometría
tonal
También llamada Test
del órgano acústico, se utiliza para detectar hipoacusias de transmisión, que
son aquellas que, por vía ósea, se conserva la audición a niveles entre 20 y 60
dB por encima de la vía aérea.
Audiometría
vocal
También llamada Test
de función. Se estimula con palabras o frases, cara a una valoración
cualitativa de la audición, que determine el nivel de inteligibilidad del
lenguaje.
Audiometría
verbotonal
Esta prueba se sirve
de logotomas, pequeños segmentos del habla sin significado, equivalentes a
sílabas. Es útil de cara a la implantación de prótesis y la posterior
rehabilitación del habla, ya que trata de hallar el campo óptimo de la
audición.
Acumetría
Está basada
únicamente en la observación y orienta hacia la conveniencia o no de realizar
otro tipo de audiometrías más precisas. Se realiza en un espacio amplio,
cerrado, tranquilo y reverberante. Tras ensordecer el oído contrario taponando
y rotando el dedo en el conducto del auditivo externo, se van diciendo cifras
de cuatro sílabas cada vez a más distancia y con una intensidad constante,
hasta que el sujeto sea incapaz de repetirlas.
Referencias bibliográficas:
University of Chicago
Medicin
Antonio Moreno Bellón
Buen trabajo.
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