¿Quiénes somos?
- El Sonido del Silencio
- Somos un grupo de alumnos del Ciclo Formativo de Grado Superior en Interpretación de la Lengua de Signos. Estamos estudiando en Santander, y hemos empezado este año...asi que andamos un poco perdidos.
martes, 9 de diciembre de 2014
Bloque 1
9. Un día sorda
8. Medición de la audición
7. Discapacidades asociadas
6. Síndrome de Usher
5. Etiología y clasificación de la sordera
4. Fisiología de la audición
3. Anatomía del oído
2. Hipoacusia en el área laboral
1. Características del sonido
09. Un día sorda
Para
que la sociedad sea consciente de estas dificultades, estudiantes como nosotros
de primer año del ciclo formativo de grado superior en interpretación de la lengua
de signos (los cuales aún no estaban muy envueltos en este tema de la sordera)
han realizado un experimento en el cuál pasan un día entero como personas
sordas para comprobar así en primera persona las diferentes situaciones y
sentimientos que puede sentir una persona sorda en su día a día. Dicho
experimento es expuesto por una de las alumnas, la cual va explicando los
distintos sentimientos y experiencias que va viviendo en este día como persona
sorda.
Nada
más comenzar el experimento, la alumna ya se dió cuenta de que no es tan fácil
convivir con otra persona si te falta el sentido del oído: “Cuando fui a salir
de casa, vi algo raro en la entrada y me asusté. Decidí volver atrás y descubrí
que mi madre estaba en casa: había llegado mientras yo estaba arreglándome y
saludó, pero, al ver que nadie contestaba, ella pensó que también estaba sola en casa”. Esto nos hace ver que
para saludar a una persona sorda hace falta asegurarse de que te ve, por
ejemplo, apagando y encendiendo la luz o, incluso, tocándole el hombro.
A medida que pasaba el día, la estudiante del experimento iba descubriendo más dificultades para poder comunicarse con las personas que la rodeaban. Como bien hemos aprendido en clase, hay que intentar ponerse en el lugar de una persona sorda para que nos sea menos complicado entender su situación. Al igual que a nosotros nuestra profesora, la profesora de interpretación de la chica le animó a que siguiera con los tapones, aún aguantando las burlas y risas de su hermano, ya que así conseguiría saber cómo se siente una persona sorda. Aún así, el resultado de esto fue de bastante frustración, la cual fue aumentando según transcurría el tiempo.
Muchas
veces nuestra profesora de interpretación ha intentado que seamos conscientes
de cómo lo pasan aquellas personas sordas que acuden a clases sin ningún
intérprete. La estudiante del experimento pudo sentir dicha sensación: “En
clase me resultó complicadísimo leer los labios, porque es algo que nunca he
hecho. Por otro lado, al estar sentados en U, el ángulo no siempre es el
adecuado, así que, incluso aunque supiera leer los labios, me habría perdido
información. Además, la lengua oral es mucho más rápida, las interrupciones son
frecuentes y yo a veces tardaba en darme cuenta de quién estaba hablando en
cada momento”. Esto nos hace darnos cuenta de que hay que respetar los turnos
de palabra y, si estamos en grupo, levantar la mano para que las personas
sordas sepan quién está hablando y no lleguen a sentirse frustrados ni solos.
Algo
lógico pero a la vez curioso, es que la estudiante sintió un gran alivio al
llegar a clase de lengua de signos. A nosotros nos resulta complicado estar dos
horas de clase sin utilizar la voz, pero también sabemos y entendemos que es la
única manera de aprender. La estudiante explica que para ella tampoco resulta
nada fácil estar tanto tiempo callada pero que ese día fue toda una alegría, ya
que se sintió integrada. “De vuelta a casa, con una amiga, iba contándole por
qué llevaba tapones y cascos y eso hizo que se acordara de algo que me quería
contar. Sin embargo, vistos los problemas que estaba teniendo para entenderla,
decidió que mejor me lo contaba otro día que la oyera bien”. Ese comentario nos
hace pensar en toda la información que no se llega a compartir con las personas
sordas porque “sería demasiado complicado de explicar”. Pero está claro que si
te rindes antes de intentarlo, será imposible de conseguir.
La
estudiante continúa el experimento comentándonos como vivieron sus padres el
tener una hija sorda: “Mi madre luego, comentando la experiencia, sí me dijo
que se había cansado bastante de tener que repetirme todo tantas veces y tener
que asegurarse cada pocas palabras de que la estaba entendiendo”. Y, es que la sordera
no sólo requiere un esfuerzo por parte de quién lo tiene, sino también del
entorno, ya que si estás rodeado de personas sin paciencia y que no te repitan
las cosas las veces que sean necesarias no vas a conseguir comunicarte.
Y,
finalmente, termina explicando cómo se sintió después de un día entero viviendo
como una persona sorda: “Por mi parte, acabé el día con los ojos cansados y
algo de dolor de cabeza por haber mantenido la concentración visual durante
tanto tiempo activo”. Esto nos ayuda a comprender mejor la situación y los
sentimientos de una persona sorda, que como vemos, cada día es un reto para
ellos.
08. Medición de la capacidad auditiva
Un diagnóstico precoz
de la sordera es de vital importancia de cara a establecer una pronta
intervención en el paciente, que facilite así su integración educativa y
social. Con esto, la sordera debe ser diagnosticada tanto cualitativa como
cuantitativamente, es decir, siguiendo metodologías de diagnóstico que
incluyan una respuesta del paciente
tanto voluntaria como involuntaria, lo que nos permite diferenciar dos formas
de medir la capacidad auditiva, cara a establecer si determinado paciente posee
algún grado de sordera, podemos hablar, de entrada, de dos tipos de pruebas
audiométricas: subjetivas y objetivas.
Se denominan como
subjetivas, aquellas pruebas que requieren de una respuesta consciente del
sujeto. Por contra, las pruebas objetivas no necesitan una respuesta del
paciente lo cual, puede ofrecer una información más fidedigna, no sujeta a lo
que el paciente esté dispuesto a comunicar o a la interpretación subjetiva del
médico. Por añadidura, estas pruebas objetivas son las únicas posibles que se
pueden realizar a bebés recién nacidos.
A los bebés de 0 a 3 meses, durante el sueño
profundo de estos, es cuando mejor se puede comprobar su nivel de audición.
Esto suele ocurrir 45 minutos antes de la toma de alimentos, si colocamos el
dedo índice sobre uno de los párpados del bebé y el niño ni se inmuta, quiere
decir que podemos realizar la prueba audiométrica con garantías, a partir de
ahí, existen dos principales métodos de control de la capacidad auditiva en
recién nacidos:
1.
Otoemisiones acústicas evocadas
Se introduce en el
oído del bebé un tapón, pequeño y flexible, a través del cual se envían una
serie de sonidos directamente al interior del oído. Un micrófono en el interior
del tapón recoge las respuestas del oído normal a los sonidos (otoemisiones
acústicas). Si el bebé tiene pérdida de la audición su oído no registrará
emisión alguna.
2.
Audiometría por potenciales evocados del tronco encefálico
Gracias a unos
adhesivos, se colocan una serie de electrodos sobre el cuero cabelludo del
bebé. También con el recién nacido en sueño profundo, se colocan pequeños
audífonos en sus oídos para, posteriormente, emitir una serie de sonidos de
cliqueo. Lo que se persigue con esta prueba, es la medición de la capacidad
cerebral en respuesta a estos sonidos.
Según vamos avanzando
en edad, aparecen otro tipo de pruebas
audiométricas de tipo subjetivo a las que se pueden someter a todo tipo
de niños, de los cuales, se puede esperar ya una respuesta más o menos
consciente a un estímulo en concreto:
-Audiometría del comportamiento.
-Audiometría del juego.
-Por refuerzo visual.
-Audiometría del tono puro.
-Timpanometría.
Las audiometrías se
sirven principalmente, aunque no de forma exclusiva, del audímetro, un aparato
de precisión que estimula el oído interno en una gama de frecuencias que oscila
entre los 125Hz a los 8000 Hz y de intensidades que oscilan entre menos de 10
dB y 120 dB. Este tipo de pruebas permiten diagnosticar si la lesión se sitúa
en el oído interno o en el medio, es decir, si nos encontramos ante un tipo de
hipoacusia de transmisión o de conducción.
Audiometría
tonal
También llamada Test
del órgano acústico, se utiliza para detectar hipoacusias de transmisión, que
son aquellas que, por vía ósea, se conserva la audición a niveles entre 20 y 60
dB por encima de la vía aérea.
Audiometría
vocal
También llamada Test
de función. Se estimula con palabras o frases, cara a una valoración
cualitativa de la audición, que determine el nivel de inteligibilidad del
lenguaje.
Audiometría
verbotonal
Esta prueba se sirve
de logotomas, pequeños segmentos del habla sin significado, equivalentes a
sílabas. Es útil de cara a la implantación de prótesis y la posterior
rehabilitación del habla, ya que trata de hallar el campo óptimo de la
audición.
Acumetría
Está basada
únicamente en la observación y orienta hacia la conveniencia o no de realizar
otro tipo de audiometrías más precisas. Se realiza en un espacio amplio,
cerrado, tranquilo y reverberante. Tras ensordecer el oído contrario taponando
y rotando el dedo en el conducto del auditivo externo, se van diciendo cifras
de cuatro sílabas cada vez a más distancia y con una intensidad constante,
hasta que el sujeto sea incapaz de repetirlas.
Referencias bibliográficas:
University of Chicago
Medicin
Antonio Moreno Bellón
07. Discapacidades asociadas a la sordera
1.
Síndrome de Usher: asocia sordera y retinitis pigmentaria,
ésta última causa la pérdida del campo de visión. Se ha visto con detenimiento
en una entrada anterior.
2. Síndrome de Cockayne: sordera, enanismo, microcefalia, retraso mental y retinitis pigmentaria.
Este síndrome es una
enfermedad hereditaria rara. Las personas afectadas tienen una sensibilidad a
la luz solar, baja estatura, y apariencia de edad prematura. Nombrado en honor
de Edward Alfred Cockayne en 1933, un médico británico, que por 1ª vez lo
describió.
Entre sus
características están: baja talla, microcefalia, calcificaciones intracraneales,
apariencia de duende, fotosensibilidad cutánea, cabello delgado y seco,
desarrollo de neoplasias, retinopatía progresiva pigmentosa, sordera
neurosensorial, caries dentales, postura en “andar a caballo”, degeneración
neurológica progresiva, entre otras.
Existen varias formas
según el momento en que se manifieste:
-Tipo I: los síntomas son progresivos y
aparecen generalmente después de los 2 años de edad. Los afectados generalmente
mueren antes de los 20 años.
-Tipo II: comienza más temprano y puede
estar presente desde el nacimiento. Los enfermos mueren antes de los 7 años.
-Tipo III: es una forma más tardía y menos
severa que las anteriores. La esperanza de vida está en torno a los 40 o 50
años.
Los síntomas más
evidentes son la baja altura y el peso; los pacientes no miden más de 1,15m ni
pesan más de 20kg. También provoca envejecimiento prematuro, retraso mental.
Entre otros síntomas destacan:
Postura encorvada
La pérdida de oído
Mala circulación
Temperatura corporal baja
Orejas grandes
Anomalías dentales
No existe tratamiento
específico. Cada paciente debe tratarse de acuerdo a los síntomas que
presentan.
3.
Síndrome de Mende: sordera, mecha de pelo blanco frontal,
despigmentación de cejas, manchas en tronco y extremidades provocadas por
albinismo y cara con rasgos mongoloides. Es una enfermedad hereditaria.
Características:
Desplazamiento lateral
La cuarta parte de los casos presenta
distinto color del iris total o parcial
La base de la Nariz ancha
Sordera congénita neurosensorial
Frente blanca
4.
Síndrome de Pendred: sordera asociada a bocio (aumento, difuso o
nodular, de la glándula tiroidea).
Este síndrome se
produce por un defecto de la producción hormonal del tiroides. Se caracteriza
por una agrandamiento de la glándula tiroides situada en el cuello. Este
desarrollo suele producirse después del comienzo de la pérdida de audición. Este
síndrome es hereditario y la pérdida de audición suele manifestarse al nacer
aunque en algunas ocasiones se desarrolla en la infancia.
Síntomas:
Pérdida de audición neurosensorial de
nacimiento
Transformación del oído interno y
agrandamiento del tiroides
Problemas de equilibrio por alteraciones de
la función vestibular
No existe tratamiento
para este síndrome pero algunos de los síntomas de la pérdida de audición se
pueden tratar. Es recomendable que las personas con este síndrome acundan
regularmente al audiólogo y al otorrinolaringólogo para mirar posibles cambios
de la capacidad auditiva.
5.
Síndrome de Alport: a partir de la primera infancia, asocia
sordera, afecciones renales y
malformaciones oftalmológicas, principalmente cataratas.
Es una rara enfermedad
hereditaria, por lo general ligado al cromosoma (X) que se caracteriza por:
Niveles altos de
proteínas en la orina
Presencia de
sangre en la orina
Sordera
neurosensorial
En algunas familias
se puede asociar pérdida de visión
Causas: Se debe a una
alteración en ADN. Se produce una variación en la estructura de la membrana
basal que afecta a ojos, oídos y riñones. Es una enfermedad genética con
herencia dominante, localizado en el cromosoma X.
Epidemiología: La incidencia de la enfermedad es de 1,2 por cada
10000 habitantes y afecta de diferente manera en ambos sexos, pero progresa más
rápido y con mayor dureza en los hombres.
Síntomas: Este
síndrome daña los vasos sanguíneos en los glomérulos de los riñones. Al
principio, no hay síntomas. Pero la destrucción de los glomérulos con el tiempo
lleva a que se presente sangre en la orina y puede disminuir la eficacia del
sistema de filtración de los riñones. Los posibles síntomas abarcan:
Color de orina anormal
Hinchazón de tobillos, pies y piernas
Sangre en la orina
Disminución o pérdida de la visión
Dolor de costado
Pérdida de la aducción
Hinchazón alrededor de los ojos
Hinchazón generaliza
En las mujeres, el
trastorno generalmente es leve, con pocos o ningún síntoma. En los hombres, los
síntomas son más graves y empeoran más rápidamente.
6.
Síndrome de Jerwell y Lange-Nielsen (un síntoma asociado y que
es común con los síndromes de Lewis y de Forney son las lesiones cardíacas). Presenta
sordera congénita. También presenta síncopes que causan muerte súbita entre los
3 y 14 años de edad.
7.
Síndrome de Lewis (un síntoma asociado y que es común con los
síndromes de Jerwell y Lange-Nielsen y de Forey son las lesiones cardíacas). Síndrome degenerativo y progresivo del
cerebro. Comparte algunos síntomas con las enfermedades de Alzheimer y Parkinson.
Síntomas:
Deterioro gradual y progresivo de la
capacidad mental, que afecta a la memoria, los procesos del pensamiento, la
conducta y la actividad física.
Leve temblor
Rigidez muscular
Problemas para moverse
Alucinaciones visuales
8.
Síndrome de Forney (un síntoma asociado y que es común con los
síndromes de Jerwell y Lange-Nielsen y de Lewis son las lesiones cardíacas). Síntomas:
Enfermedad cardíaca congénita
Regurgitación mitral
Estatura corta
Sordera
Pulso anormal
Acidez aguda no relacionada a la comida
Sonidos cardiacos adicionales
Arritmias
Fibrilación auricular
9.
Síndrome mano-oído: sordera de grado variable, uni o bilateral,
congénita y familiar, unida a una deformidad de las manos, con dedos curvados y
contracturados.
Fuentes:
Libro: La Comunidad
Sorda Aspectos, Psicológicos y Sociológicos. Ana Moreno Rodríguez, http://jeffersonm18.blogspot.com.es/2014/01/sindrome-de-acaparador-compulsivo-el.html
06. Síndrome de Usher
El síndrome de Usher
es un extraño trastorno heredado que provoca la pérdida del oído y de la vista.
Es la causa más frecuente de sordoceguera adquirida, aproximadamente el 50% del
total de sordociegos lo son por este síndrome (Leyton, 1995). La pérdida de la
audición suele darse al nacer o al poco tiempo y se produce porque la habilidad
de transmitir entradas sensoriales de los nervios al cerebro está dañada.
Los niños que nacen
con sordera profunda tienen pérdidas auditivas graves de 95 dB hacia abajo, es
decir, no pueden oír los sonidos del habla, siquiera con una poderosa ayuda
auditiva.
La pérdida de visión,
conocida como retinitis pigmentosa, afecta a la retina y comienza en la niñez,
normalmente en la primera década de vida, empeorando lentamente con el tiempo.
Debido a esta enfermedad, la retina se degenera lentamente, perdiendo su
habilidad para transmitir imágenes al cerebro. Sus primeros síntomas incluyen:
dificultad para ver en la oscuridad y problemas para adaptarse a la luz
brillante y a los cambios en las condiciones lumínicas. La pérdida del campo
visual produce normalmente un efecto de parche en la visión, conocido como
“visión de túnel”. La visión de túnel es un tipo de degeneración de la retina
en la que las células del borde de la retina dejan de enviar información sobre
los cambios de los niveles de luz y la forma de los objetos. Los afectados
únicamente podrán ver los objetos que están frente a ellos.
Este síndrome se
hereda de manera autosómica recesiva, ambos sexos tienen las mismas
probabilidades de heredarlo. Los hijos con ambos padres portadores tienen un cuarto
de posibilidades de heredar el síndrome y dos tercios de ser portadores. Si
sólo uno de los padres es portador, los hijos no tendrán la enfermedad, pero
tendrán posibilidades de ser portadores.
Se han identificado
tres tipos de Usher que se clasifican basándose en el grado de sordera, la edad
de aparición de la ceguera y la posible afectación al sistema vesicular.
-Síndrome de Usher
tipo I: Los afectados normalmente nacen sordos y, debido a problemas con el
sistema vesicular, suelen temer dificultades para mantener el equilibrio. Los
problemas de visión empiezan a desarrollarse antes de la pubertad.
-Síndrome de Usher
tipo II: Las personas con Usher II generalmente sufren hipoacusia en lugar de
sordera, su capacidad auditiva no se degenera con el tiempo y generalmente
tienen un sistema vesicular normal. La pérdida de visión tiende a darse en la
segunda década de vida. Se da con tanta frecuencia como el tipo I, pero podría
ser bastante más común, sólo que suele ser mal diagnosticado a raíz de la mayor
dificultad para describir los síntomas.
-Síndrome de Usher
III: Los afectados sufren una pérdida progresiva de la audición y de la visión
y aproximadamente la mitad sufre una disfunción vesicular.
Para diagnosticar el
síndrome de Usher, se realizarán pruebas estándares de oído. Los problemas de
equilibrio pueden detectarse mediante una electronistagmografía, prueba en la
que el médico enjuaga los oídos con agua tibia, para después verter agua fría,
causando nistagmos (movimientos rápidos del ojo que pueden ayudar al doctor a
detectar el trastorno de equilibrio). Un oftalmólogo practicará al paciente un
examen ocular y, si encuentra algún problema en estas pruebas, realizará una
electrorretinografía. Para confirmar totalmente si se padece síndrome de Usher,
se puede recurrir a un estudio genético que desvele las características
mutaciones cromosómicas que presenta este síndrome.
Por el momento no
existe un tratamiento para el síndrome de Usher, por lo que es beneficioso para
los niños diagnosticarlo antes de que padezcan la ceguera nocturna
característica. Se puede sospechar que un niño padezca el síndrome si es sordo
profundo desde el nacimiento y lento, especialmente al caminar. Un diagnóstico
precoz es necesario para cubrir las necesidades pedagógicas y psicológicas
esenciales y ofrecer orientación informativa sobre la situación en la que se
encuentra.
FUENTES:
VILLALBA PÉREZ, ANTONIO
(2000) Rasgos sociológicos y culturales de las Personas Sordas (una
aproximación a la situación del colectivo de personas sordas en la Comunidad
Valenciana), Capítulo 1: Sordera.
05. Etiología y clasificación de la sordera
Concepto de la
sordera
La
sordera es la dificultad o la imposibilidad de usar
el sentido del oído debido a una pérdida de la capacidad
auditiva parcial (hipoacusia) o total (cofosis), y
unilateral o bilateral. Así pues, una persona sorda será incapaz o tendrá
problemas para escuchar. Ésta puede ser un rasgo hereditario o puede ser
consecuencia de una enfermedad, traumatismo, exposición a largo plazo
al ruido, o medicamentos agresivos para el nervio auditivo.
La
sordera puede ser temporal o permanente, congénita o adquirida durante la
infancia, adolescencia o vida adulta. Se tienen que tener en cuenta los
factores de envejecimiento y realizar una valoración psicosocial para averiguar
si el individuo se adapta a su sordera o si reacciona con temor, ansiedad o
depresión. En el mundo hay 360 millones de personas que padecen pérdida de
audición.
Etiología
Las
causas de las deficiencias auditivas o hipoacusias podemos analizarlas
cronológicamente, clasificándolas en:
*Prenatales
(antes del nacimiento)
Serán
las afecciones que se presentan ya en el claustro materno y podemos
clasificarlas de dos tipos: hereditarias y adquiridas.
-Origen hereditario-genético: La
hipoacusia hereditaria afecta a uno de cada 4.000 nacidos y pueden presentarse
aisladas (tanto dominantes como recesivas) o asociadas a otros síndromes o
patologías.
-Adquiridas: Las hipoacusias adquiridas
tienen su origen en procesos infecciosos como rubéola, toxoplasmosis, sífilis,
etc. o bien en la administración de fármacos ototóxicos a la madre, que pueden
llegar por vía transplacentaria al feto.
*Neonatales
o perinatales (durante el parto)
En
ocasiones no están muy claros y dependen de múltiples factores
interrelacionados Podemos centrar las causas neonatales en cuatro: anoxia
neonatal, ictericia neonatal, prematuridad y traumatismo obstétrico.
*Postnatales
(después del nacimiento)
Dentro
de este grupo enmarcaremos todas aquellas hipoacusias que aparecerán a lo largo
de la vida de una persona, destacando como causas más importantes la meningitis,
la laberintitis, el sarampión, la varicela, la parotiditis, así como la
exposición a sustancias ototóxicas, especialmente de carácter farmacológico.
Clasificación de las
hipoacusias
Los
criterios para clasificación de la sordera son múltiples, pero podemos
agruparlos según: La localización de la lesión, el grado de pérdida auditiva y
el momento de la aparición.
*Según
la localización:
-H. de conducción o de transmisión. La
lesión se localiza en el oído externo o medio. La sordera no es total (no mayor
de 60 decibelios), la percepción de la palabra no está perturbada.
-H. de percepción o neurosensorial. La
lesión se localiza en el oído interno, el nervio auditivo o bien en la corteza
cerebral. Puede llevar a la sordera total.
-H. mixtas. La lesión se localiza tanto
en los órganos de transmisión como en los de percepción.
*Según
el grado de pérdida auditiva:
El
grado de pérdida auditiva (GPA) permite clasificar las sorderas según el valor
numérico de la pérdida (más información pinchando la foto).
*Según
el momento de la aparición:
-Hipoacusia prelocutiva. La pérdida
auditiva está presente al nacer el niño o aparece con anterioridad a la
adquisición del lenguaje y por tanto el niño es incapaz de aprender a hablar.
-Hipoacusia postlocutiva. La pérdida
auditiva aparece con posterioridad a la adquisición del lenguaje, produciéndose
de manera progresiva alteraciones fonéticas y prosódicas así como alteraciones
de la voz.
-Prefásica: durante el primer año de vida
FUENTES:
Publicación
del centro de educación especial de sordos – Jerez de la Fra. (Cádiz).
http://www.xtec.cat/~cllombar/espanol/graus/graus.htm
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